viernes, julio 17, 2009

En busca de la desesperación

Estoy harta de estar harta, aburrida de aburrirme, cansada de estar cansada. Estoy odiando odiar tanto y sufriendo por tanto sufrimiento. Pero no desespero aún. Cuando no tenga más ganas de esperar con el culo hundido en el sillón, ahí van a ver: ni sufrimiento, ni odio, ni cansancio, ni hartazgo, mucho menos aburrimiento. Desesperá, piba, ¡dale!

Primero hay que tocar fondo para poder subir.

miércoles, junio 17, 2009

Circulando

Parece que vivo en círculos. De vez en cuando la necesidad de cambio es imperiosa, ahí siento que esta vez sí voy a poder salir del pozo -porque más no me puedo hundir- y no, cada vez que intento salir me meto más adentro.

Lo peor es que no sé exactamente de qué estoy huyendo: aun si mi vida fuera una línea recta, con un principio y un fin, estoy segura de que no sabría adónde ir.

sábado, junio 06, 2009

El centinela

"La puerta del suicida está abierta, pero los teólogos afirman que en la sombra ulterior del otro reino estaré yo, esperándome."

¡Qué panorama desolador! Nadie expresó como Borges la terrible autoesclavitud, esas cadenas que nos atan a nosotros mismos -y a nuestros miedos, deseos, ansiedades, errores, vergüenzas- y que no podremos romper ni con la muerte.

Esa simple frasecita, aunque me hace temblar de miedo, a la vez me alivia en cierta forma, porque hubo alguien que alguna vez se sintió como yo. Si hubo uno, seguro habrá otros. Por ende, no estoy sola en mi necesidad de escapar de mí misma. Y más aún, he descubierto que intento huir de mí porque ésta que soy tiene serios problemas para encontrarse con los otros... si este intento de escape me une con los demás, ¿entonces el escape ya no tiene sentido? ¿Pero si abandono la huida, no pierdo acaso el lazo con el resto del mundo?

En este punto del razonamiento me mareo y vuelvo a la desazón inicial: soy una presa condenada a cadena perpetua, por más que intente,
el juicio ya está perdido.

jueves, junio 04, 2009

Tristeza tendiendo a infinito

Finalmente la pesadilla se hizo realidad. Ahora sí me siento realmente mal, porque a lo largo de todo este tiempo, tuve una especie de analgésico que ahora desapareció para siempre. A pesar de todos mis quilombos, unas cuantas veces por año tenía la posibilidad de olvidarme de todo por unas horas. Hasta podía escapar de mí: sólo habia lugar ahí entre la gente para una yo feliz, para nadie más.

Desde hace un par de días, ya no tengo más -y no voy a tener- ese efímero pero efectivísimo escape temporal. "Quedan los recuerdos", sí. ¿Pero acaso no vivo de recuerdos? ¿No es ese vivir-en-el-pasado aquello que intento evitar a toda costa?

¿Cómo sigue mi vida ahora? No me imagino sin ellos: sin la alternancia de ansiedad, ganas, nervios, euforia, placer, alegría e incluso sin el dolor físico o la bronca de aquellas veces que me desilusionaron. "No es la muerte de nadie" dicen para intentar consolarme. Sí, es la muerte de mi objeto de amor y, como dijo un señor, amar sin nadie, ¡vaya cosa triste!

jueves, mayo 28, 2009

Conclusiones

¿El hecho de que el único motivo que tuve hoy para seguir viviendo fue saber que en casa me esperaban un fernet y un porrito quiere decir que algo le falta a mi vida, no?

lunes, mayo 25, 2009

Vacío

No estoy triste, directamente no siento. Nada, estoy totalmente vacía.

Pasé años esperando que algún milagro me hiciera una mina fuerte, menos sensible, más fría, invulnerable. Lo logré, y
definitivamente prefiero el dolor.

martes, abril 28, 2009

Noticia tóxica

¡No me pueden tirar una bomba así durante el reinado de mi síndrome premenstrual! Chau dieta y chau agua corporal, no voy a parar ni de llorar ni de comer hasta que me despierte de esta pesadilla...